jueves, 26 de julio de 2007

Historia de la mujer que pretendía ser la Maga pero devino en personaje de Rejtman

Escribo esto con ansiedad. A la espera de que llegué un invitado más en esta procesión donde yo soy la “estampita” (No me le animo al “santita”…)
Escribo y mis dedos corren ligeros pisoteando las teclas oscuras. A la par leo una crítica culturalosa de esas que me da tanto placer culposo. Estricto sistema de lectura veloz , voy directo en el párrafo a la idea principal.

Aunque se lo conozca menos por esta segunda actividad, Rejtman lleva publicados tres libros: Rapado, de donde surgió buena parte del material para el guión de la película homónima, Velcro y yo (1996) y el reciente Literatura y otros cuentos, una antología de cuatro relatos que comparten la misma búsqueda de "grado cero" tanto en las emociones como en la escritura.”

Revoleo la férula al ritmo de la música y siento el crujir de los velcros. Existe una relación entre ellos y yo. Íntimidad con ansias de liberación.

la escasez de diálogos y el descarte de todo énfasis conducen las historias hacia el último eslabón de este afán de borramiento: el arribo hacia una vacua ausencia.
En "Alplax", el primero del volumen y quizás el más difuso, una joven toma pastillas de ese medicamento a cada momento, con una liviana cadencia en su voluntad propia del automatismo de los sueños. La protagonista aparece en la primera página sobre su cama, mirando "fijo el techo sin hacer ningún esfuerzo
"

Ya casi sin atención al artículo recuerdo haber escrito la palabra Alplax en un mensaje de texto por la tarde, pero no puedo discernir cuándo mi entorno abandonó los fish por pastillas recetadas del médico. Por mi parte aún hoy paladeo la emoción del día en que abrí la tira a escondidas en el bolsillo frontal del delantal y metí en la boca el caramelo violeta que me había pasado una amiga en el recreo. El principio pegajoso se parecía a cualquier caramelo y pero luego empezaba a burbujear. Esa era la sensación. En mi casa estaban prohibidos los fish.

En el segundo relato, "Mi yeso", un narrador en primera persona que conserva el mismo tono que el anterior aparece también acostado en su cama, viéndose reflejado en la pantalla del televisor: "Soy un fantasma adentro y afuera del aparato; no participo de ninguno de los dos mundos"

Suena el timbre y cierro la ventana del Explore. Bueno, hay gente que se hace problema por nada, el tipo se preocupaba sólo por dos…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y cuando tomaste el primer alplax, cual fue tu sensacion? tambien estaba prohibido en tu casa medica?

Danhy dijo...

Si todo se paga en la vida, yo prefiero ir pagando al contado...