martes, 13 de noviembre de 2007

Apuntes para el uso responsable del paraguas


Por desidia de quienes nos gobiernan como tantas cosas en este país el día menos pensado se arma el toletole y se desata la guerra de paraguas cuerpo a cuerpo. Nada de combate snob en el planetario con almohadones, almohadas, apoya brazos extirpados, cuellitos inflables y cojines. Estamos hablando de una guerra con mangos de madera, pinches de metal y en un ámbito inclemente: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El ánimo está caldeado y se palpa en el aire húmedo y frío de la ciudad, en las zapatillas mojadas y, si el paraguas es muy chico, en los muslos. Quien tiene memoria recordara la propaganda de una tarjeta de crédito en donde los transeúntes intervenían el paisaje urbano con sus sombrillas formando dos círculos perfectos: uno amarillo y uno rojo en perfecta armonía. Pero este país se fundó bajo paraguas negros y el tenerlo era un código, un sigo de status, una marca de poder. De ahí en más los problemas.
La globalización trajo los chinos y ellos sus paraguas. Qué es la democracia sin educación?: un caos en ciernes. El paraguas implica una utilización responsable fundada en códigos claros. En principio, no se puede usar un paraguas y mirar la vereda al mismo tiempo: la mirada tiene que estar en alto y localizar los ojos del individuo que viene en sentido contrario. Establecer un concilio en milésimas de segundo, sino ambos quedaran bailoteando, probablemente en el medio de un charco. En caso de llegar a un acuerdo según por el lado que pase, debe inclinar el paraguas algunos grados aprovechando el impulso del cuerpo a dicho lado. Detesto a los individuos que dejan el paraguas en el medio provocando una colisión que desperdiga agua para todos lados.
Y así con todo:

· En caso de ser muy estrecha la vereda, ambos sujetos deben coordinar para generar dos niveles de paraguas. Uno deberá ser elevado alto, mientras que el otro encogerá sus hombros como queriéndose poner el paraguas de sombrero.
· En caso de romperse el paraguas, debe tirarse con enojo y frustración en el primer espacio abierto de la muchedumbre. O en su defecto depositarlo de forma bella en algún tacho de basura. Nunca intentar arreglarlo.
· Vale sacar sombrillas de playa o robar paraguas de hijo/a menor. Alguien reparará en el detalle y se reconfortará con una sonrisa.
· Es de mal gusto excesivo pretender pasar primero entre dos o más paraguas a la fuerza y empapando al prójimo. Al igual que caminar bajo los techos sin necesidad alguna y salpicando al resto por el rebote del desagüe de los aleros sobre la lona.
· Tampoco es cortés llevarlo cerrado y al ritmo del paso. Genera reminiscencias militares. Más si tiene punta de metal, mango de madera y es largo.
· En el caso de ser alterno, está bien visto llevar el paraguas completamente dado vuelta acumulando agua en el centro. (Más si es chica y linda)
· Prohibidos los paraguas color chocolate, porque me dan tristeza.
· Sí a los paraguas de colores inimaginables: violeta (el mío, je), amarillo, paraguas de Palermo con diseño y a los cuadrille que son lo menos pero terminan siendo queribles.
· El que ha de tener un paraguas más grande debe evitar mirar al otro con desdén. Eso genera violencia y no respondo de mí.
· Apoyo al ciclista con paraguas, no así al motoquero. (Enfermo es obvio que se te va a romper….)
Y podría seguir la lista….

3 comentarios:

Danhy dijo...

Anónimo: el tema no es que vengan tiempos mejores, sino CUANDO; CUAAAANDOOO?
je

Anónimo dijo...

Mirada urbana, en donde la lluvia y los paraguas agonales se hacen cómplices con tu frescura de ser vos misma. Arcanos que esconden la gente y los días como estos. ¿Qué descubriremos en otros horas lejanas aún?

Anónimo dijo...

existe un paraguas que resista el mal pronóstico del tiempo en mis ojos?.

Grecia Str