Hasta dónde la obstinación, el querer, el amor.
Hasta dónde franquear, flaquear, falsear.
Hasta dónde la propuesta y la respuesta.
Hasta dónde tu panza y mi panza. Tus tripas, mis viseras y un sonido.
Hasta dónde el vértigo, el miedo, el riesgo.
Hasta dónde mi piel, el espacio, el concreto
Hasta dónde la herida, la cáscara, la coraza.
Hasta dónde yo, hasta dónde vos y fundamentalmente nosotros.
Hasta dónde la premisa de entender, sin saber dónde “lo siento”
Hasta dónde mi voluntad, mi energía, mi verbo.
3 comentarios:
Disculpen, me reservo el comentario...literalmente!
Cómo puede ser posible? tanta poesía y tenés que reservarte el comentario?
Si la belleza tuviera un sinónimo... se desvanecería al escuchar tu voz...
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