“El dueño tuvo de pronto una urgencia irreprimible: abrió las palmas, cerró los ojos y gritó con la fuerza de un gallo que tiene que despertar el mundo entero. Una bandada de gorriones salió volando del platanero que tenían justo enfrente. En la casa de al lado, un bebé se puso a llorar.
- Te lo recomiendo – dijo el dueño cuando el eco del grito terminó de perderse en el aire- Es más barato que ir al psicólogo.
Pepino no podía ni parpadear. Estaba duro, anestesiado. Al dueño tanto silencio lo exasperó. Se sentó a su lado y lo miró en silencio un minuto entero.
- Si todo el mundo tiene hijos geniales- dijo, al rato-. ¿Cómo es que hay tantos adultos mediocres?
Pepino no le contestó.
- ¿Quién te dijo que ibas a tener una gran vida? Ahora mismo tenés un mediocre sentado frente a vos. Cuando era chico mi mamá creía que yo iba a ser presidente. Después un día se lo vi en lo ojos…Ella también se había resignado.”
La maldición de Jacinta Pichimahuida.
Interzona
Encontré algo que reemplazara el tejido, por fin...
dicen que un vicio sólo se deja con otro.
Me armo con papel.
Obra
Opinan que estoy vaga
puede ser últimamente vagabundeo
en una terrible vida normal
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