El soundtrack de mi infancia oscilaba entre “Mamut Chiquitito” en plan acústico y Pappo Blues. Unos rosarinos que hacían música para niños (cuyas portadas de sus cassettes eran por demás psicodélicas) y los Abuelos de la Nada. Entre Balá y Pedro Narvaja. (Con respecto a este último, manténgalo alejado de sus niños, no sea cosa que se les ocurra escenificar cierta canción que termina a los navajazos con tramontinas. “A dios gracias que entré justito porque sino…”)
Cuando atravesé la barre de los 10, declaré mi autonomía musical gracias a un radiograbador plateado con dos inmensos parlante negros que me regaló mi madrina. (En realidad no recuerdo si me lo regaló o lo heredé, detalles que mi inconciente resguarda) Me pasaba horas tirada en la alfombra con una pinza de depilar destrabando la cinta de los cabezales y volviéndolo a poner para que a la mitad del tema vuelva a pasar lo mismo. Al grabador lo tuve hasta entrada la adolescencia, creo que después se lo regalaron a un albañil y actualmente pasa cumbia en alguna obra en construcción.
Con la llegada de la adolescencia perdí las ganas de hablar y durante algunos años la comunicación con el resto de los individuos que habitaban mi hogar (llámese de aquí en más: mi familia) se produjo gracias a la música. “Baja esa música de mierda que quiero dormir” mi hermano dixit cuando aún no me robaba los cd´s. “Vos tenés el doble que me compré el otro día para llevarme al consultorio” o “Hace tres días que escuchas la parte dos de The Wall, estás bien?” en clara interpretación del mensaje dos meses antes de cambiarme a la otra división.
Una vez que descarté el mutismo por inconveniente a los fines sociales, comencé a tener novios. (Bueno, en parte porque durantes esa etapa había desarrollado un gran mundo interior y más aún porque gracias a las hormonas me puse buena…) Y si hay algo que aprendí es a escuchar. Primer mes de la relación: “Fijate ese sonido es el bajo” Sexto mes de la relación: “Te vuelvo a ver hablando con el bajista de …(creo que sigue existiendo la banda) y te parto la cabeza”
Por cada nombre puedo tirar alrededor de una a dos bandas. Illya Kuryaki a la vuelta de la escuela, Frank Zappa, Joe Satriani en la Traffic, Divididos desde el Backstage (con Oreiro incluida), Dream Theatre completamente dormida (“escuchaste que bueno ese solo” “aja”)
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2 comentarios:
Salud por las carreteras perdidas y su música. Aguante Frank Zappa. Saludos.
despues de leer esto no me cabe ninguina duda...
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