Lo llamó después de agotar todas las instancias y a mí misma. Atiende el teléfono pronto con una voz tan grave como alegre. Por la agitación en le fondo de cada frase parece apurado pero paciente espera que arme la frase. Y eso que tardo bastante.
- Hola, te llamó porque estoy a oscuras…
- En serio? Entonces te puedo ayudar- me dice cada vez más interesado- Decime, qué pasó.
- Mirá, se pelaron los cables. Primero fue en un hemisferio, después en el otro. No parece muy grave, pero no me animo a meter la mano. A ver si me quedo pegada!
- No, está bien. Mirá yo estoy bastante complicado pero me puedo dar una vueltita mañana al mediodía. Te va?
- Dale, te paso la dire…
- …vos eras la del pie. Cómo estas? Completamente recuperada?
Los cinco segundos más significativos de la semana. Él sabe quien soy. Él se preocupa por mí. Y yo le correspondo. En el fondo, yo creo que mi electricista percibe la onda entre nos.
-Bueno, entonces nos vemos mañana. Te llamo antes de pasar.
- Dale, un abrazo. (Perdón? Qué es esa mierda de mandarse así al muere. Qué mina te manda un abrazo en vez de un beso…la que se muere por encajártelo)
Depilación exhaustiva a parte, insumo de crema con olor a limón importada recibo el llamado de E. (que no sólo es la primera letra de electricista sino también de su nombre)
- Mirá, no llego. Te pido mil perdones pero estoy en la otra punta de la ciudad. Te parece que pase a la tardecita, no te quiero dejar sin luz.
- (Bue, tampoco sos tan indispensable, le pido a un vecino, man) No, está bien. Tipo 19, te va?
- Dale, mil perdones, si? (culpógeno)
Se hacen las 20hs y no hay rastros en la ciudad de E. Tirada en el puff resuelvo las expectativas y caigo en cuenta que como casi todos los que me gustan es impuntual, omnipotente, inconstante; un tipo más. Corto dulce de batata y queso.
Entonces suena el timbre. A la mierda el plato.
- Hola, disculpa la hora – me dice E. en el portero. (Eh, son las 21hs chabón!…)
- No, todo bien ahí bajo.
Sube, me carga por el pie, está quemado. Por el laburo y por el sol. En la mano bronceada le brilla odioso el anillo de casado. Casi no hablamos o decimos de todo mientras el mete pinzas y pelotudeces en los apliques del living. Cuando se ríe se ilumina la habitación. Estoy tentada de sacarle una foto pero me parece demasiado.
- Bueno, negrita, ya está.
- Mil gracias. Hace dos días que estaba en penumbras. (Alguien que me explique porque mierda le doy las gracias si le voy a pagar)
- No, perdona por los cambios de horario. Al final siempre termino viniendo de noche. (Ehh, estamos coqueteando?)
- Bueno, es el horario en el que ando por acá. (Ok, sí. Estamos)
Cierro la puerta de entrada y encaro el pasillo con ganas. Me viene a la mente una frase de una amiga. “El arte del histeriqueo es mantener el equilibrio. Si el tipo te arrincona, se va toda la ilusión al carajo y si se sostiene in eternum es un embole” Sonrío.
Links para entender mejor:
http://inconclusasserenatas.blogspot.com/2007/07/trepadora.html
http://inconclusasserenatas.blogspot.com/2007/07/chica-almodovar.html
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3 comentarios:
tal vez haya un poco de histeriqueo, pero al fin y al cabo sos una enamorada del proletariado
mmm, pero ayer chequee y con el plomero no me pasa eh!
evidentemente lo tuyo pasa por las descargas eléctricas
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