Siguiendo el consejo vertido por nuestra primera mandataria en uno de sus discursos más recientes voy a procurar abandonar un “poquito” el tango (no sé porque las mujeres usan los diminutivos cuando quieren exhortar) para adoptar una zamba o una chacarera.(¿)
Porque como diría Capusotto todos sabemos muy bien que en este país la esperanza no es más que una zamba.
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