Encuentro maravilloso,
que los nuestros sean fugaces.
Que hables mientras me siento,
leyendo “el lobo estepario” en ese colchón.
Que me mires y no me veas,
sino como hace seis años atrás,
de mis medias amarillas.
Que me elogies la sonrisa,
que a esta altura tiende a mueca.
Que aún me llames “Sirena”
Y me avergüence tanto.
Que siempre, siempre me encuentres,
cuanto más invisible,
Que metas mi inocencia y mi ego,
en medio de la charla,
y suene lindo.
Que aún no hayas terminado mi tema,
a esta altura un concierto foliado.
Que me preguntes por él,
sabiendo que está en casa,
entre otros cassettes.
Que te rías de los insultos,
y yo de los golpes.
Que me digas que tenía razón,
sin tu mar de lágrimas entre nosotros.
que a mí ya no me importe.
Que me creas feliz,
Que yo te vea.
Que lo seamos.
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