lunes, 22 de diciembre de 2008
domingo, 21 de diciembre de 2008
LA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES
La primera vez que entré al lugar terminaba el verano y en la piel tenía olor a playa. A pesar de las duchas que había tomado en el último tiempo, no había jabón que sacara el olor a arena caliente y bronceador de envase marrón. El olor a verano tarda tantas semanas como uno quede prendado a él y en mí esto puede ser un gran tiempo.
Al lugar entré tras rebotar unas cuantas veces contra la puerta de chapa convencida iba a ceder, el cansancio dio paso a la sutileza necesaria para abrirla. Parecía la casa de un cuento de enigmas que leía de chica tan asustada como ahora. El garaje estaba oscuro y lleno de papeles húmedos en las paredes. Y sin embargo el olor a humedad no podía opacar el olor a arena que se desprendía de mis brazos latiendo al costado del cuerpo.
Parada en el hall vino a recibirme un gato negro fácilmente asociable con el de Alicia. Que en realidad era rallado; que en realidad era invisible. Detrás de sí deja al pasar la puerta al patio entreabierta. Me asomo y quedo extasiada. Al menos, por esta imagen valía la pena haber llegado.
Esa sensación se repetía cada vez. Sentada en la butaca, mirando como el tiempo se enredaba en las paredes. Nunca el patio pasó inadvertido aún cuando fuera uno el que pasara corriendo por él. Parecía que el tiempo estaba condensado.
Hoy me desperté al bajar de un micro. Con esa sensación de sueño que sucedió en tránsito por una ruta y sentí ese olor a verano. Y nuevamente me despierto por segunda vez en el día en un banco duro de plaza; miro alrededor y reconozco cada uno de los árboles, el tiempo habitado. Los cimientos del patio se asoman por debajo de la tierra que los convirtió en parque. En esta que es mi casa desde hace más de diez año revivo la sensación de haber llegado. La misma que me invadió en otro lugar.
martes, 16 de diciembre de 2008
viernes, 12 de diciembre de 2008
Infragantti
Ella mientras tanto cubierta por una sonrisa increíble mira, desenvuelta y con un desparpajo que hace de la situación más irrisorias un dato anecdótico. Incluso su muerte.